Hola, desconocido.
Si estás
leyendo este diario probablemente estaré muerto. En tu mano está que se sepa lo que
aquí ha ocurrido.
Cada final de curso, en esta
facultad de ingeniería, es costumbre hacer una noche de Laser Tag para los estudiantes. En esta ocasión fue un engaño. Para
cuando nos dimos cuenta, ya teníamos un charco de sangre frente a la zona de
secretaría. Las armas eran reales.
Han colocado cargadores por toda
la facultad. Algunos escondidos en papeleras, taquillas e incluso en cisternas
de váter.
En los televisores donde
normalmente exponen anuncios sobre temas referentes a la universidad ahora tan
solo hay un mensaje con letras en rojo con fondo negro.
LA PRUEBA HA COMENZADO
Han cercado todo el recinto con vallas
de unos tres metros de alto. Seguimos teniendo electricidad. No conseguimos
cobertura en los teléfonos. Tampoco hay internet en los ordenadores del centro.
Nos han cortado la comunicación.
-Día 2-
Los de la asociación de deportes
fueron los que más insistieron en que podríamos saltar la valla y salir. El
resto no pensamos que fuera tan fácil.
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Tan solo quedaron unos cuerpos
sin vida tirados en el suelo. Algunos de ellos humeando levemente.
Esto va en serio.
Esta misma noche nos hemos
dividido en grupos de unas doce personas. Algunos se fueron a la zona del
comedor, otros a las aulas de prácticas con ordenador. La mayoría se quedaron
ocupando aulas de las cuatro plantas en que se divide el centro, sin incluir la
zona del sótano. También marchó un grupo hacia los laboratorios. Hubo otro que
fue hacia la copistería. Creo que con intención de intentar usar el fax.
Pasaremos la noche en el aula 306.
Pasaremos la noche en el aula 306.
-Día 3-
Se nos ha acabado la comida que
trajimos de casa. La hemos racionado tanto como hemos podido.
Una mitad del grupo ha ido a
buscar las garrafas de los dispensadores de agua de los departamentos. La otra
hemos bajado a los sótanos a por comida que hubieran dejado en cocina.
Ha sido un poco raro que ya
hubiera paquetes de comida preparados esperándonos.
-Día 4-
¡¡MALDITOS BASTARDOS!!
¡ARAÑAS! En los últimos días
sabíamos el rumor de que se habían oído golpes provenientes de los
laboratorios. ¿Estaban construyendo esto?
Nos atacaron en mitad de la noche.
Entraron por las ventanas.
Para cuando dimos la alarma ya
las teníamos encima.
Eran dos enormes arañas
acorazadas. Eran poco más grande que la mesa del profesor y trepaban por las
paredes con gran agilidad. El brillo de unas lentes apiñadas entre sí se dejaban
ver donde debían tener los ojos. En lugar de boca discos de radiales giraban
sin parar en diferentes direcciones y unas pinzas en
el frontal de abrumador
tamaño.
Uno fue aplastado por las tenazas
mientras pasaba por encima de otros dos, literalmente, clavándoles las patas
como arpones. Estaban terminadas en puntas con la parte exterior muy afiladas.
Echamos mano a los fusiles pero
no servía de nada. Las balas rebotaban sin más.
Los gritos y disparos alertaron al
aula contigua, quienes, tal como entraron los primeros, fueron atrapados por
las tenazas de la segunda criatura oprimiéndolos contra las cuchillas dejando
tras de sí un baño de sangre y gritos.
Cargaron desde el exterior con un
banco del pasillo a modo de ariete golpeando y echando a un lado a la criatura,
dándonos una vía de escape.
Alguien pudo accionar el
interruptor de la luz dejando ver mejor a lo que nos atacó.
El golpe que le propinaron a la
anterior dejó fracturada tres de las ocho lentes.
Eran totalmente mecánicas. Al
menos eso parecía, pues al hacer impacto en un hueco que pudimos ver a la luz
en la zona de la cabeza se quedó esa cosa inmóvil produciendo desde dentro un
agónico chillido de dolor.
Se movía después con más
dificultad, dando tumbos a un lado y a otro. Aprovechamos ese momento de confusión
para sacar a los heridos, salir de ahí y bloquear la puerta.
¡Aún hay esperanza!
Durante la noche se escucharon
más gritos por toda la facultad.
De nuestro grupo original
quedamos cuatro. Nos hemos unido a los que han sobrevivido del grupo vecino. En
total nueve.
-Día 6-
Volvimos a la 306 para buscar las
armas y cargadores de los ahora fallecidos. Desde el ataque nadie había entrado
allí. Solo quedaban los cuerpos despedazados. Faltan tres.
Creemos que las arañas se los han
llevado con ellas pero…¿para qué?
Hay rastros de unos hilos por el
suelo. Son metálicos.
Hemos descubierto que los
chalecos que nos dieron al principio tenían un transmisor de posición. Ahora
les resultará más difícil encontrarnos.
-Día 8-
¡Nuestra primera victoria!
Tuvimos un nuevo encuentro en los
sótanos. Fue solo una criatura.
Sin nuestros chalecos, le costaba
mucho más apuntar y abalanzarse sobre uno de nosotros. La rodeamos y disparamos
en el sitio clave, haciendo que volviera a chillar y tambalearse.
El siguiente tiro fue definitivo. Tal pronto como la bala penetró, la criatura se
desplomó en el suelo.
Parece que ese hueco está hecho con un metal más débil.
Fue llevada como trofeo a la zona
central del centro, donde todo el mundo pudiera verlo. Se acercaron muchos
curiosos.
Fue la primera vez en todo este
tiempo que vi a mi compañera sonreír. A partir de ahora al nombrarla la llamaré Ella.
-Día 9-
Accedemos a la petición de un
grupo de veteranos de examinar el cadáver. Podríamos entender mejor a qué nos
enfrentamos.
Seguimos encontrando provisiones
en el mismo sitio. Alguien entra y sale sin ser visto. Hemos puesto guardia en
la zona.
-Día 11-
Las arañas han sido mejoradas.
Estaba con Ella por la segunda
planta cuando fuimos atacados. Eran cuatro esta vez. Una trepando por la
biblioteca, otra en las columnas centrales y las otras dos en el mismo pasillo.
Se escuchó un mecanismo del
interior de la que estaba en la columna y empezó a abrirse un hueco en su parte
superior. ¡Le habían puesto una torreta a ese maldito bicho!. Nos tiramos
cuerpo a tierra justo a tiempo antes de que empezara a disparar.
En cuanto sonaron disparos empezaron
a llegar refuerzos. Conseguimos un tiro certero
en la que trepaba por la biblioteca, que cayó al vacío en cuanto empezó
a tambalearse.
Mientras apuntaba a la que
portaba la torreta, pude verlo. Las lentes fracturadas indicaban que fue la que
nos atacó la otra noche.
Las otras dos restantes sacaron
sus respectivas torretas. Fuimos masacrados.
Cuando vieron que dominaban la
situación guardaron el arma y pasaron a cuerpo a cuerpo. El pasillo se
convirtió en una carnicería. Cuerpos agonizando por las heridas y vísceras y
sangre repartidas por todas partes.
Una de las arañas intentó
abalanzarse sobre Ella. La empujé y me agaché para evitar la pinza. Rodé hasta
un lado cuando agachó la cabeza para cortarme con las cuchillas. Me
acorraló contra la pared pero de pronto escuché un disparo y la criatura se quedó inmovil agonizando. Ella había cogido mi arma y disparado por detrás a la
criatura. Era el momento para poder huir.
Los nuestros se veían cada vez
más mermados en número y no parecía que fuéramos a tener buen final si nos quedábamos
allí.
Ahora mismo la mayor parte de los
supervivientes estamos en una de las aulas del sótano, aquellas donde hacemos
habitualmente los exámenes. Estamos vigilando entradas y salidas. La única forma que pueden
entrar es por las puertas.
Son demasiado grandes para los
conductos de ventilación.
Estoy en un lado de la sala, recostado
en un par de mesas con media pierna vendada. Cuando salimos de la trifulca me
di cuenta que tenía el pantalón empapado en sangre. Las patas de esa cosa me
han hecho cortes, no demasiado profundos, en la pierna derecha. Espero poder
moverme bien en un par de días.
Hay más personas heridas. Algunos tienen miembros amputados. Otros parecen estar inconscientes.
Comenzamos dos mil personas. En
esta sala puede haber unas cuatrocientas personas.
Ella no se ha despegado de mi en
todo este tiempo. Ha sido quien me ha cosido y vendado las heridas más graves.
Está sentada en una silla, en una mesa cercana a la mía, con la cabeza echada
sobre los brazos durmiendo un poco.
Será mejor que haga lo mismo.
Espero no tener esta noche ninguna sorpresa.
-Día 13-
Hemos encontrado muertos a los guardias que pusimos en el punto de recogida de suministros. Cada uno con signos de lo que parece ser una picadura o pinchazo de algo en los tobillos. No se escucharon disparos provenientes de aquel lugar en ningún momento. Encontramos el nuevo envío junto a los cadáveres.
Han estado repartiendo armas.
Fusiles y cargadores para el que no tuviera, además de tuberías y llaves
inglesas. Han repartido también unas bolsas con bolas de pintura en el
interior.
Con las mesas han formado unas barricadas
en el exterior de las salidas del aula.
Han traído ordenadores de los
pisos superiores. Hemos entrado en la red de cámaras de seguridad del
centro. Tenemos visión total de la zona.
Los grupos de robótica fueron a
echar una mano a los veteranos con los cadáveres de arañas.
Se ha comenzado a hablar de
explorar los laboratorios. La mayoría rechaza la idea pues lo toman como algo
suicida. El grupo que fue allí en los primeros días no ha vuelto y no hay
constancia de que sigan con vida. Aún así han decidido averiguar
qué está pasando en esa zona, ya que si conseguimos entrar en al menos una de las
naves, tendremos más recursos con los que defendernos.
Han organizado un equipo de diez
personas. Partirán en dos días.
El líder del grupo de veteranos
ha dicho que por la mañana harán un anuncio importante.
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Comentario del autor
El relato continuará con una segunda parte si el público así lo pide, ya sea en comentarios o en los "me gusta" que ofrece esta plataforma.
De esta forma intento, aparte de ver la respuesta de los lectores, ofrecer una lectura más corta y, por tanto, menos pesada que si ofreciera la historia completa de una sola pasada.